miércoles, 29 de junio de 2011

Los pilares de la tierra

[...] Tom le había dado algo único, algo que ningún otro hombre podía dar, algo que ni siquiera su propio padre podría haberle dado. Algo que era una pasión, una habilidad, un arte y un modo de vida.
-Me diste la catedral – musitó Jack -. Gracias.
Kent Follett. Los Pilares de la Tierra.

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