martes, 12 de julio de 2011

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“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita dos almas’.- Aristóteles.
“Es parentesco sin sangre una amistad verdadera.“.- Calderón de la Barca.

Hoy me he vuelto a poner melancólica. En su día, hablando por el chat del tuenti (sitio muy común para hablar, por cierto, aunque normalmente se vuelve idiota por momentos) ya me puse de tal manera. Pero nuevamente me ha ocurrido.
La verdad, es que te paras a pensar cuántos años llevamos siendo tan amigas (que ni amigas, para mí eres mi hermana)  y te preguntas cómo coño has podido aguantar tanto tiempo.
No es coña, muchas veces me ha pasado.

Porque la verdad, observo cómo soy yo realmente y alucino con las personas que todavía son mis mejores amigas. Y esa, bueno, una de ellas que tengo otras dos más ahora mismo (antes tres, qué desilusión) eres tú, Amaia Hernanz Bernedo.

Recuerdo cuándo empezamos a hablar. En los recreos en los que Andrea (y otra más, cuyo nombre no mencionaré ahora) se iba al estudio para hacer como que hacía algo. Todavía era quinto de primera, creo recordar, y en esos momentos no teníamos obligación de acudir allí.
Me vienen a la mente, las imágenes de hacer gilipolleces en el banco del fondo (aquel lejano fondo que sigue igual que estaba anteriormente, ahí, hecho de cemento helado y asqueroso con los árboles tocando las narices). Más aún, recuerdo cómo Andrea se enfadó tantísimo porque fuese contigo en aquellos momentos y me 'prohibió' hacerlo. Pero, ¿qué hice? Tocarme los ... porque me dio absolutamente igual. Yo estaba con una nueva amiga, alguien que me comprendía al parecer, y eso era todo lo que me importaba.
También están los momentos en natación claro, que si tú no ibas yo no iba y viceversa. Pero eso ahora mismo no es relevante.

Soy una persona que no sabe mostrar lo que siente. Soy demasiado dura, borde. Ya sabes quién me ha convertido así, una gran coraza hace que los comentarios que hacen... bueno, me resbalen más aún. Sin embargo, sabes también como ya te lo dije, que te echamos muchísimo de menos.
Soy consciente, que para ello soy 'lista' entre comillas qué conste, de que las cosas no son iguales. Porque ahora me paro a pensar y me viene a la cabeza la imagen de aquel día de segundo de secundaría que me encontré contigo y con Paula por el canal para ir a clase. Recuerdo que dijiste 'tengo que contaros una cosa' y te estuve insistiendo durante todo el camino, pero viendo que era imposible sacártelo, me esperé a estar con todas.
Sabes que esas palabras nos calaron hasta el tuétano. Jamás lo habríamos podido esperar, y creéme que muchas sentimos que algo se rompía dentro de nosotras. Las cosas cambiarían, llegaría un momento en el que no vendrías a Zaragoza, o en el que nos ignoraríamos por completo. Que no hablaríamos, no nos llamaríamos ni mucho menos mandaríamos mensajes.
Per contra todo pronóstico, hemos aguantado cuatro años. Sé, y creo que tú también lo sabes, que cada una ahora mismo hace una vida propia, diferente a la anterior. Tenemos otras amigas, salimos con otras personas, empezaremos en la Universidad y quizá todo se torne más complicado.


Pero creo que también sabes que siempre tendrás un hueco en mi patata (iba a poner corazón pero entonces me he dicho 'agh cursi' y lo he cambiado. Soy así, ya sabes. Sólo me gusta poner diálogos bonitos a Tom en mi historia, y sé que esas cosas jamás las diría, así que me toca resarcirme xD). Siempre tendrás un lugar aquí, en nuestra tierra. Ya sabes que los aragoneses somos demasiado cazurros como también cabezones. Bueno, pues yo soy la más cabezona de mi pueblo (eso me ha recordado a la canción de 'La Ramona es la más guapa de las mozas de mi pueblooooo... xDDDD Tontería que no viene al caso, así que prosigo).
Estamos unidas más allá de la música, más allá de tokio hotel (a los cuáles debo tantísimas cosas... que me cansaría de escribir y ellos de leer si llegase a decirlas). Porque tú siempre, siempre y que no se te olvide, serás mi hermana (no de sangre, pero me la sopla, oye).

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